Familia Murillo Luque

jueves, 18 de mayo de 2023

El contexto familiar de "La Sombra del Seminario"


Un libro siempre es el recorte de una historia en el que intervienen distintos personajes, un guion que cuenta una historia determinada, sin adentrarse en todos los detalles relacionados con las vidas y circunstancias de las personas y hechos que se suceden en el relato. La fuerza expresiva de "La Sombra del Seminario" consiste precisamente en la caracterización de los personajes que intervienen y la sucesión de hechos que van llevando al pequeño Antonio a adoptar los hábitos convirtiéndose así en sacerdote, viajar a la Argentina, en un momento fundacional del país, a convertirse en un verdadero cristiano asumiendo la hipocresía dela región oficial, dejando los hábitos y viviendo una nueva vida, incidiendo en quienes lo rodeaban y marcando una diferencia notable en el devenir de los hechos. 

Pero el derrotero de esta historia enhebra como un tejido, muy sutilmente otras historias relacionada con muchas personas claves tanto en España como en la Argentina, como así mismo su familia, el propio autor del libro, su hijo Antonio Murillo Luque, sus hermanas, María Luisa y Silvia, con sus respectivos esposos e hijos; como asimismo su esposa Mercedes e hijos. La comunidad de Antonio Murillo Arcos, conformada en Córdoba ha prosperado en muchísimos miembros de su iglesia, amigos y allegados, con quienes compartió misiones a distintas localidades, desvelos por ayudar a los necesitados y proyectos que han sentado las bases de la obra en esa provincia.  


Estos descendientes de Antonio, ya vivieron en pleno siglo XX, son objeto de historias particulares en las que el recorrido de la "Sombra del Seminario" ha dejado una huella indeleble, cual estela que se extiende al infinito al cruzar un océano que parece no tener limites. 

Empezando con la vida del autor del libro, Antonio Murillo Luque es quizá menester explicar que en verdad escribió el libro utilizando un manuscrito escrito por su padre, a quien en su lecho de muerte había prometido editarlo y publicarlo para que todo el mundo pudiera conocer sus memorias y a partir de ello, desenterrar los secretos almacenados a lo largo de su vida de sacerdote, primero, luego disidente y los avatares propios que tuvo que enfrentar como esposo, viudo y padre de familia en un tiempo y un lugar muy difícil. Antonio (hijo) fue parte de esa historia, graduándose y ejerciendo como arquitecto, no solo en la provincia de Córdoba, donde transcurre gran parte del libro, sino también en la provincia de Corrientes y en Buenos Aires, la capital del país. También fue un destacado proyectista y constructor de iglesias en todo el país y fue pionero junto a don Jose Bongarrá de la construcción de escuelas evangélicas y escuelas rurales en áreas fronterizas, como el caso de Aluminé y Andacollo en la provincia de Neuquén; Agua Escondida, Mendoza; Brea Pozo, Santiago del Estero y Comandante Andresito en Misiones. Tuvo un rol destacado en la construcción de edificios en altura y barrios en Buenos Aires. Sus obras fueron compendiadas y publicadas en el libro "Promesas de Eternidad" Link a "Promesas de Eternidad".         

Pero Antonio tuvo también unos sobrinos que quería mucho y aparecen mencionados en el libro como la alegría del abuelo Antonio Murillo Arcos, hijos de María Luisa y Gerardo Senftleben.   María Luisa tuvo tres hijos: Geraldine (Dinchen), Norbert y Rudy, quienes conocieron y jugaron en el regazo de su abuelo Antonio Murillo Arcos y han tenido hijos y nietos que continúan emocionalmente relacionado con la historia no solo de su abuelo, sino también de su obra misionera.  



Aunque tanto María Luisa, como Silvia, sus esposos y el mismo Antonio Murillo Luque partieron a la presencia de Dios, su legado, al igual que el de su padre, continúa iluminando a su descendencia y a través de ella, a las comunidades en las que se insertan en lugares distantes de la Argentina, pero también en España, los Estados Unidos, África y Oriente Medio, donde sus distintos vástagos y hermanos en la fe han llegado.

 Vale decir también que Gerardo Senftleben fue un apasionado traductor de un autor alemán desconocido en los países hispanoparlantes, el profesor Félix Béttex, quien escribió una notable cantidad de libros en los que reflexiona y enseña sobre verdades espirituales. Esta previsto publicar estos trabajos entre los que se destacan títulos sugestivos como "La Canción de la Creación" y otros ensayos. Silvia Murillo se casó a su vez con Benito Montaño, con quien aunque no tuvieron hijos, fueron entrañables tíos y padres espirituales de muchos, cuyas buenas obras aún continúan acompañando al clan familiar y allegados de iglesias y grupos sociales varios.    

La propia familia nuclear de Antonio, su esposa Mercedes y sus tres hijos, Edgardo, Marcelo y Fernando, han sido objeto de otro libro de Antonio, "Enséñame Edgard", el cual aunque nunca fue publicado fue desarrollado, aunque no concluido por Antonio.  Este trabajo cuenta la experiencia de un padre a cuyo hijo se manifiesta una enfermedad mental sin diagnostico claro, entre autismo y demencia, y todas las vicisitudes que la familia debe afrontar en una época en la que se recomendaba el aislamiento de la persona y tratamientos muy agresivos como el electro-shock. El libro relata en primera persona la cadena de decisiones que el matrimonio debe tomar con respecto al mejor tratamiento para su hijo, la relación de la evolución de su salud mental con cuestiones de fe, puesta a prueba en una forma muy clara y con notables resultados, la crianza de sus otros hijos, etc. Es realmente un manual de enorme ayuda a familias e individuos enfrentando situaciones parecidas, abordando dilemas y complejidades que aportan a enfrentar el dolor y la angustia sobre el sólido fundamento de la fe, no en una religión o una creencia sino en el fundamento de las enseñanzas bíblicas arcanas y la experiencia de su aplicación práctica en la escuela de la vida. Esa escuela que ya había enseñado a Antonio (padre) y ahora volvía a enseñar muchas décadas después a Antonio (hijo). Este testimonio elocuente de dos generaciones habla en forma poderosa en nuestra época sobre la importancia de vidas consagradas a Dios aplicando en forma práctica sus enseñanzas para entender el sentido de trascendencia de sus actos enfrentando con valentía, convicción y humildad los retos y pruebas de le existencia, en lugar de sucumbir al cinismo, la amargura y el descreimiento de valores más allá de la muerte y el dolor propio de la existencia humana. Este aprendizaje adquirido de generación a generación ha sido costoso, las vidas consagradas de aquellos que en cada época han cumplido como dijera el apostol Pablo habiendo "corrido la carrera y peleado la buena batalla...guardando la fe", para quienes queda reserva una corona que dará El Todopoderoso, de quien aunque poco conocieron en sus vidas, fue suficiente para asumir la perspectiva correcta de la vida y a partir de ello, vivirlas con sentido de trascendencia.     

1 comentario:

  1. Brillante reflexion... muy cercana a muchas personas.... y aunque el tiempo ha transcurrido, el devenir de las horas parece ser el mismo cuando de vidas se trata....

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