Familia Murillo Luque

miércoles, 9 de octubre de 2024

La juventud de Antonio Murillo Luque

La Sombra del Seminario, la obra que detalla la biografía de Antonio Murillo Arcos, refiere a la juventud del autor del libro, Antonio Murillo Luque. En dicha juventud escenas muy cariñosa que reflejan el enorme compañerismo de los tres hermanos, Maria, Silvia y Antonio quienes después del fallecimiento de su madre, cuando ellos eran pequeños, tuvieron una unión muy especial entre ellos. Tambien la influencia de su padre, siempre preocupado en su bienestar, especialmente su salud espiritual ha sido un baluarte que los ha acompañado cual vara tutora de sus vástagos, a lo largo de sus vidas. Las fotos familiares transmiten la union tan especial que tenían con su padre y los hermanos de la iglesia con quienes mantenían un profundo sentido de comunidad.  

Las actividades al aire libre moldearon a los jóvenes de las iglesias con las que Antonio Murillo Luque creció pastoreadas por su padre quien había dejado los hábitos como sacerdote de la iglesia católica para dedicarse parcialmente a predicar por distintas provincias argentinas, mientras se ganaba la vida trabajando en distintos empleos seculares. Una de las primeras fotos de Antonio Murillo, aun luciendo su vestidura sacerdotal data de 1914 en la que se lo puede ver sentado, con un sombrero y un habano, con la típica pose de la época para realizar fotografías. La otra fotografía, ya anciano se lo puede ver junto a sus hijas María Luisa y Silvia con sus tres queridos nietos, Norbert, Geraldine y Rudi paseando en Buenos Aires. En el hogar de María Luisa, su primera hija nacida en Málaga (España) terminaría sus días rodeado del cariño de sus tres hijos y nietos. Su vida fue muy especial por muchos motivos. En primer lugar, por su decisión de dejar los hábitos y comenzar una vida totalmente nueva y diferente en paz con su conciencia con seguir las enseñanzas de la biblia aplicada directamente a su vida y a través de ello establecer una familia a la cual inculcar los valores que defendió toda su vida.  

 

Su hijo Antonio, el autor del libre tenía varias aficiones. Por una parte, a la música, la cual la acompañó toda su vida, con una habilidad innata para tocar cualquier tipo de instrumentos. Pero, por otro lado, también tenía una afición muy marcada por los automóviles, adquiriendo en su juventud apenas alcanzó la mayoría de edad uno que fue la delicia de su familia.  Pero sin duda la mayor de sus pasiones fueron la arquitectura, dentro de la cual tuvo una destacada actividad, documentada en el libro "Promesas de Eternidad. La Arquitectura de Antonio Murillo Luque en la era de la Sustentabilidad"  
La otra gran pasión fue su familia. El vínculo que mantuvo con su padre fue muy estrecho. El libro, La Sombra del Seminario en verdad fue escrito en su borrador por su padre, el cual una vez que partió a la patria celestial, nació en Antonio el deseo de escribir su historia agregándole distintas secciones, incluyendo versos escritos por su hijo Marcelo Murillo. Este libro registra muchas de las escenas retratadas en estas fotos extraídas del álbum familiar. Antonio escribió un segundo libro que nunca llegó a publicar la vida de su familia con el protagonismo de su hijo mayor Edgardo.     
Maria Luisa y Gerardo Senftleben fueron una pareja que se conocieron en Córdoba pero se radicaron en Buenos Aires donde conformaron una familia con sus tres hijos. Su hogar el epicentro de la familia Murillo, los tíos Antonio y Silvia y el abuelo Antonio con quienes pasaron grandes momentos de paseos y amor entrañable entre ellos y su comunidad. Este sentido profundo de familia puede encontrase en los hogares constituidos por sus tres hijos, María Luisa, Silvia y Antonio.  

Otros de los paseos familiares típicos fueron las excursiones en las montañas de Córdoba donde los jóvenes realizaban los típicos pic-nic de la época que disfrutaban realizando excursiones, mateadas y guitarreadas, leyendo pasajes de la biblia y entonando coros e himnos que los llenaban de alegría. No se trataba solo de "pasarla bien" sino que eran momentos de contemplación de la naturaleza como creación divina y a partir de dicha contemplación, la renovación espiritual necesaria para cumplir con sus cometidos en la vida. 

Su hija Silvia se casó con Benito Montaño. Silvia siempre tuvo un carácter afable y muy amigable que le permitió forjar grandes amistades en la vida. La pareja nunca tuvo hijos, pero esto no impidió que volcaran todo su amor en sus sobrinos, Norbert, Rudi y Geraldina, por parte de María Luisa y Gerardo; así como Edgardo, Marcelo y Fernando por parte de Antonio y Mercedes. Este sentido de amistad extendida puede advertirse en las escenas entrañables familiares en las que los tíos Silvia y Benito tuvieron un lugar central acompañando la niñez y juventud de sus sobrinos, creciendo con ellos
Esta última foto retrata muy bien una escena en la que se puede ver a Antonio Murillo Luque sentado en el centro rodeado de sus amistades y hermanos en la fe, disfrutando un rato de solaz y compañerismo. La vida dura que enfrentó la familia cuando Antonio Murillo Arcos dedicara su vida a la prédica del evangelio no impidió que su familia disfrutara de la alegría de vivir y cultivar amistades permanentes que dejarían huellas profundas en su vida personal y familiar. La vida de esta familia, profundamente entrelazada con la de otras muchas en Córdoba y en Buenos Aires son testimonios viviendas de una época y una fe que ha trascendido de generación en generación.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario