6 de Junio de 2019: Aniversario del nacimiento de Antonio Murillo Luque (6/6/1919). La Iglesia en Villa Real festejo los 100 años del Arquitecto con una placa en el hall de acceso y una concurrida asistencia de personas que se acercaron a saludarlo y compartir un momento rememorando proyectos realizados en todo el pais.
En dicha ocasion se distribuyo una publicacion que resume su obra en el diseño y construccion de la Iglesia Transparente y la Escuela Cristiana Evangelica, asi como los cinco centros rurales evangelicos construidos y funcionando en las provincias de Misiones (Andresito), Neuquen (Alumine y Andacollo), Mendoza (Agua Escondida), y Santiago del Estero (Brea Pozo).
A continuacion reproducimos un resumen del texto distribuido en dicha ocasion:
Hoy Antonio Murillo Luque cumple 100 años. La promesa bíblica se ha
materializado en su vida: “para que temas al SEÑOR tu Dios, guardando todos Sus
estatutos y Sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos,
todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados”. Resumir su vida y obra como
arquitecto al servicio del Reino por venir incluye el diseño y construcción de más
de treinta iglesias, cientos de viviendas, tres hospitales, dos docenas de
escuelas, en distintas geografías y climas, y otros muchos proyectos de los que
ni el mismo tiene registro, pero que Quien todo lo sabe, ciertamente si los
conoce.
Celebrar esta fecha es una obligación: ¿Cómo no
dar gracias a Dios por tener todavía entre nosotros a este hermano, este leal
compañero de ruta de quienes nos
precedieron en el camino de la vida y cuyas obras aun nos inspiran?, ¿Cómo no
reconocer a esa “nube de testigos” cuyo legado nos sigue convocando a actuar?
¿Cómo no recordar su amistad con Don José Bongarra y sus hijos que fructificara
en obras de amor en lugares difíciles y hostiles enfrentando toda clase de
vicisitudes: accidentes aéreos, fríos y calores extremos, conflictos laborales,
falta de recursos, todo superado por la causa del evangelio?.
Sabemos que a Antonio no le gustan los
homenajes, ni las honras, ni los blasones que como siempre enseña dan “ocasión
al enemigo”. Pero en esta ocasión, será quizá el prólogo de su obra “La Sombra del Seminario” su mejor
invitacion a las generaciones futuras a trascender, entrando al reino como
constructores del mismo.
“Existen personas en este siglo nuestro, que se
atrevieron a enfrentar a las ondas borrascosas de este anchuroso rio humano,
sin más armas que la fuerza de sus convicciones y la esperanza de promesas
ciertas. Ellas abandonaron la sensualidad y las caricias con las que premia la
corriente a los que se sumergen en su cauce, prefiriendo el cansancio y el
dolor con los que castiga la montaña a quienes se atreven a tocar sus cumbres.
Resbalaron, cayeron y rodaron, pero se levantaron, asidos a la esperanza y
subieron hasta alcanzar y hollar con sus pies la cima, para contemplar en lo
infinito, a lo invisible y en el silbido del viento, conocieron la verdad. Pero….allá abajo, por el oscuro valle, corría
el rio hacia su destino inexorable y hacia allí volvieron para señalar a otros,
el camino hacia la cumbre de la montaña. Sera esta vida el homenaje a estos
seres anónimos, débiles e insignificantes para el mundo, pero fuertes y
poderosos para Dios, porque ellos lucharon, sufrieron y vencieron, y caminando
por este mundo aprendieron a vivir en el cielo”. Antonio Murillo Luque. 29 de
Octubre de 1977.
Seguramente, cuando el
Arquitecto Antonio Murillo Luque escribió, a fines de los 70s estas palabras,
no debe haber pensado que las mismas, referidas a su padre, podrían algún día
aplicarse a su propia vida.
Pero es así… el transcurrir
del tiempo.. Misterioso como la vida, hizo que aquellos valientes que dedicaron
su vida a llevar la Verdad a quienes los rodeaban, sean reflejados en sus
hijos…
Hoy, nos alegramos y damos
gracias a Dios por la vida y la trayectoria de quienes tomaron la antorcha de
la fe y el legado de sus mayores.
Y rogamos a Dios que El
levante nuevos brazos para obrar, nuevas piernas para caminar los caminos que
se abren delante de nosotros, para que las antorchas sigan ardiendo y la Verdad
permanezca brillando en un mundo turbulento y a veces desorientado
Que así sea.
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